Pazo y pinacoteca antigua
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El salón dorado |
Se trata sin duda de una de las estancias más singulares del pazo de Castrelos. Es con toda probabilidad una creación del siglo XX, sobre la planta original del XVII. En la habitación el interiorista ha tratado de recrear un pequeño salón privado palaciego por lo que se permite un mayor desenfado decorativo. Surge así un ambiente apropiado para la sottovoce, la conversación, tomar té, algún refrigerio, oír música de cámara, etc.... Los coquetos sotobancos que se abren en el muro de los pazos, bajo las ventanas, se llaman en Galicia faladoiros o namoradoiros lo que ya indica en parte su función como lugar de hablar o de seducir.
| El salón dorado | La sensualidad de la decoración del pequeño salón está subrayada con la profusión del dorado tanto en las cenefas y molduras de las paredes, en estilo español isabelino; como en el mobiliario (vitrina, biombo, mesas y sillas, espejos) de estilo francés Luis XVI; o en las estampas orientales del papel pintado de las paredes, muy del gusto de las chinerías del XVIII, lo que se marca aquí por una mesa velador de dos pisos que sostiene en su tapa un curioso sahumador de bronce oriental en forma de jinete.
La mejor porcelana de ese siglo tiene dos hermosos ejemplos en este salón. En la mesita central, de Sajonia, el reloj y la pareja de candelabros. Son piezas de porcelana blanca, pintadas a mano con un bello colorido, para representar idílicos paisajes en las peanas; el estampado floral de las vestimentas de los personajes; y las minúsculas y variadas hojas y flores que invaden los brazos de los candelabros. En el reloj central, que todavía funciona, se apoya una dama melancólica que sostiene en la mano derecha lánguidamente una pequeña flor mientras parece contemplar el lento transcurrir del tiempo.
Bajo del mayor espejo de la sala, sobre la consola correspondiente, encontramos una pieza de Sèvres, la otra gran fábrica de porcelana europea del XVIII. Se trata de un jarrón azul de característico brillo metálico, decorado con una estampa anecdótica y dos asas de bronce con forma de cabeza de carnero.
Se encuentran en esta sala los cuadros del Legado Policarpo Sanz correspondientes a las escenas de género, algunos de asunto amoroso, otros de carácter más tétrico; destacando una pintura al óleo, sobre hoja de lata, de Goya: “La misa de Parida”, también llamada de la Purificación, de la que existe más de una versión y de cuya autoría se duda.
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