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La necrópolis del Areal

Vigo cambió su historia el 17 de marzo de 1953 cuando, al realizar la cimentación de un edificio en la calle Pontevedra, se recupero una excepcional colección de estelas funerarias romanas, la más importante de Galicia.

Un extenso grupo de estelas y una ara (del siglo II d. C. ) fueron desplazadas, en la edad media, de una necrópolis próxima para salvar el paso sobre un terreno anegado. El hecho de que la mayoría fuesen puestas con la inscripción y relieves hacia abajo permitió que éstos se conservasen.

Sabemos que al Vigo romano se desplazaban familias enteras, pues algunas de las personas a las que hacen referencia los epígrafes procedían de Clunia (Coruña del Conde, Burgos). Así, el conjunto vigués participa de las características propias de las estelas del grupo galaico-romano, aunque refleje gustos de zonas más urbanizadas como la cluniense.

Las estelas, hincadas en la tierra en la cabecera de la tumba, fueron ya reutilizadas en los siglos siguientes, como señala la aparición de un fragmento que formó parte de una tumba posterior.

A este singular hallazgo se suma en años más recientes la aparición de numerosas tumbas en la calle Hospital (actual Inés Pérez de Ceta), entre las que es neceario destacar los enterramientos infantiles que utilizan las ánforas como féretros. Este tipo de enterramiento es frecuente en el mundo romano, pero en Galicia es excepcional, sobre todo el ánfora oriental con los restos de un bebé.