El pazo gallego
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La arquitectura pacega |
Origen y desarrollo
La arquitectura de los pazos es uno de los tesoros de nuestra historia del arte.
La palabra pazo tiene probablemente un origen latino ("palatium") aunque el término como tal se asienta en los siglos XVIII y XIX. Las primeras edificaciones pacegas se configuran en torno al año 1500. Apenas se conservan construcciones anteriores a esta fecha pues las fábricas antiguas desaparecieron o fueron usadas y remodeladas en años posteriores.
| Pazo da Touza, Nigrán | El origen de su tipología es múltiple. Constructivamente es, en buena medida, heredero de las villas romanas, de las edificaciones defensivas y de la arquitectura palaciega urbana de época medieval, de la arquitectura campesina y monástica, de las villas del renacimiento italiano y las contribuciones del palacio barroco, de las cercanas construcciones portuguesas del mismo tipo, y de la organización de conjunto que los maestros santanderinos importaron de las casas renacentistas y clasicistas de su provincia.
Aunque con características comunes, se diferencia claramente de la casa señorial urbana en sus dimensiones, adaptadas a las funciones agrícolas, y en su austeridad, fundamentada en las estructuras de la arquitectura popular.
Lo primero que destaca en la construcción pacega es su estrecha vinculación al lugar en el que se asienta. Las fincas que lo rodean, casi siempre delimitadas, subrayan la continuidad del pazo en el territorio y lo relacionan con la población en torno a él.
Dependencias auxiliares
La edificación puede aglutinar en su fábrica dependencias auxiliares y hasta una capilla propia o, por el contrario, que estas se repartan como construcciones aisladas por diferentes partes de la finca.
Estas dependencias auxiliares del pazo se adecuan a las necesidades del casero-aparcero que explota las tierras más próximas a la casa y cuida de los animales guardados en sus cuadras. Son alpendres, tullas, hórreos y desvanes en los que se guarda la producción agrícola. El frecuente palomar, raras veces se sitúa en una parte de la vivienda, lo habitual es que se ubique lejos de la casa y de la finca propiamente dicha.
La presencia de una capilla en los pazos es un claro indicio de la importancia que para sus propietarios tiene lo religioso. Por ello suele ser, en el aspecto artístico, una de las partes mas destacadas del conjunto.
Transformación y ocaso
A partir del siglo XIX el edificio pacego pierde su sentido originario. La adaptación a nuevos usos, el cambio en la utilización de los espacios y los repartos de la propiedad (antes impedida por la práctica del mayorazgo), traen como consecuencia su transformación en lugares de residencia exclusivamente. Al dejar de tener uso las partes dedicadas a las labores ganaderas y agrícolas se les prestará menor atención, con el consiguiente deterioro e incluso pérdida. A esto se une la modernización incontrolada de los edificios, o los nuevos trazados de carreteras que con falta de sensibilidad histórica y artística han destruido parte de los cerramientos, disgregando las diferentes construcciones del pazo.
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